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Mostrando entradas de mayo, 2016

Resurrección del hijo de la viuda de Naín (Lc 7, 11-17)

10º domingo del Tiempo ordinario – C. Evangelio 11 Después, marchó a una ciudad llamada Naín, e iban con él sus discípulos y una gran muchedumbre. 12 Al acercarse a la puerta de la ciudad, resultó que llevaban a enterrar un difunto, hijo único de su madre, que era viuda. Y la acompañaba una gran muchedumbre de la ciudad. 13 El Señor la vio y se compadeció de ella. Y le dijo: —No llores. 14 Se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: —Muchacho, a ti te digo, levántate. 15 Y el que estaba muerto se incorporó y comenzó a hablar. Y se lo entregó a su madre. 16 Y se llenaron todos de temor y glorificaban a Dios diciendo: «Un gran profeta ha surgido entre nosotros», y «Dios ha visitado a su pueblo». 17 Esta opinión sobre él se divulgó por toda Judea y por todas las regiones vecinas. A lo largo del tercer evangelio se pone de relieve la misericordia de Dios hacia los necesitados y la obligación que tenemos de ser misericordiosos unos con otros (1,5

La vocación de Pablo (Ga 1, 11-19)

10º domingo del Tiempo ordinario – C. 2ª lectura 11 Porque os hago saber, hermanos, que el Evangelio que yo os he anunciado no es algo humano; 12 pues yo no lo he recibido ni aprendido de ningún hombre, sino por revelación de Jesucristo. 13 Porque habéis oído de mi conducta anterior en el judaísmo: cómo perseguía con saña a la Iglesia de Dios y la combatía, 14 y aventajaba en el judaísmo a muchos contemporáneos de mi raza, por ser extremadamente celoso de las tradiciones de mis padres. 15 Pero cuando Dios, que me eligió desde el vientre de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien 16 revelar en mí a su Hijo para que le anunciara entre los gentiles, enseguida, sin pedir consejo a la carne ni a la sangre, 17 y sin subir a Jerusalén a ver a los apóstoles, mis predecesores, me retiré a Arabia, y de nuevo volví a Damasco. 18 Luego, tres años después, subí a Jerusalén para ver a Cefas, y permanecí a su lado quince días; 19 pero no vi a ningún otro de los apóstoles, excepto a San

Resurrección del hijo de la viuda de Sarepta (1R 17, 17-24)

10º domingo del Tiempo ordinario – C. 1ª lectura 17 Después de todo esto, el hijo de la viuda cayó enfermo, y su enfermedad se agravó hasta el punto de que al niño ya no le quedó aliento. 18 Entonces ella le dijo a Elías: —¿Qué tengo que ver yo contigo, hombre de Dios? ¿Has venido para recordarme mi pecado y traer la muerte a mi hijo? 19 Él le contestó: —Déjame a tu hijo. Lo tomó de su regazo, lo llevó a la habitación de arriba donde él residía y lo acostó sobre su cama. 20 Después clamó al Señor y dijo: —¡Señor, Dios mío! ¿También vas a hacer daño a la viuda que me ha dado hospedaje dejando morir a su hijo? 21 Se tendió tres veces sobre el niño y clamó al Señor diciendo: —¡Señor, Dios mío, que la vida de este niño vuelva a él! 22 El Señor escuchó la voz de Elías y la vida del niño volvió de nuevo a él, y revivió. 23 Elías tomó al niño y lo bajo de la habitación alta de la casa. Lo entregó a su madre y le dijo: —Mira a tu hijo vivo. 24 Respondió la mujer a Elía