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Mostrando entradas de mayo, 2021

Bautizad en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Mt 28,16-20)

Santísima Trinidad – B. Evangelio 16 Los once discípulos marcharon a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. 17 Y en cuanto le vieron le adoraron; pero otros dudaron. 18 Y Jesús se acercó y les dijo: —Se me ha dado toda potestad en el cielo y en la tierra. 19 Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándoles en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; 20 y enseñándoles a guardar todo cuanto os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Los cuatro evangelistas recuerdan la dificultad de los Apóstoles para aceptar la resurrección de Jesús. Marcos (cfr Mc 16,9-20) es más explícito que Mateo, que sólo recoge un breve apunte (v. 17): «No es cosa grande creer que Cristo murió. Esto también lo creen los paganos, los judíos (...). Todos creen que Cristo murió. La fe de los cristianos consiste en creer en la resurrección de Cristo. Tenemos por grande creer que Cristo resucitó» (S. Agustín, Enarrationes in Psal

¡Abbá, Padre! (Rm 8,14-17)

Santísima Trinidad – B. 2ª lectura 14 Porque los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. 15 Porque no recibisteis un espíritu de esclavitud para estar de nuevo bajo el temor, sino que recibisteis un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: «¡Abbá, Padre!» 16 Pues el Espíritu mismo da testimonio junto con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. 17 Y si somos hijos, también herederos: herederos de Dios, coherederos de Cristo; con tal de que padezcamos con él, para ser con él también glorificados. El pueblo de Israel había entendido que era el primogénito de Dios, y sus hijos, hijos de Dios en cuanto miembros del pueblo (cfr Ex 4,22-23; Is 1,2); sin embargo, San Pablo explica ahora que la relación del hombre con Dios ha sido restablecida de modo nuevo e insospechado merced al Espíritu de Jesucristo, el único y verdadero Hijo de Dios. Gracias al Espíritu, el cristiano puede participar en la vida de Cristo, Hijo de Dios por naturaleza. Esta par

Guarda sus leyes y preceptos (Dt 4,32-34.39-40)

Santísima Trinidad – B. 1ª lectura 32 Interroga, pues, a los tiempos antiguos que te han precedido, desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra: de un extremo al otro de los cielos ¿se ha producido alguna vez un acontecimiento tan imponente como éste, o se escuchó algo semejante? 33 ¿Oyó pueblo alguno la voz de Dios hablándole desde el fuego, como tú le oíste, y quedó con vida? 34 O ¿intentó Dios jamás venir a elegirse un pueblo de en medio de otra nación, con pruebas y señales, con milagros y guerra, con mano fuerte y brazo extendido y causando enormes terrores, como hizo por vosotros el Señor, vuestro Dios, en Egipto, ante tus propios ojos? 39 Por tanto, reconoce hoy y medita en tu corazón que el Señor es el Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra: no hay otro. 40 Guarda sus leyes y sus preceptos que yo te ordeno hoy, para que os vaya bien a ti y a los hijos que te sucedan, y para que tengáis larga vida en la tierra que el Señor, tu Dios, te da para siempre.

Os dará otro Paráclito para que esté con vosotros siempre (Jn 14,15-16.23b-26)

Pentecostés – C. Evangelio 15 Si me amáis, guardaréis mis mandamientos; 16 y yo rogaré al Padre y os dará otro Paráclito para que esté con vosotros siempre. 23b Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada en él. 24 El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que escucháis no es mía sino del Padre que me ha enviado. 25 Os he hablado de todo esto estando con vosotros; 26 pero el Paráclito, el Espíritu Santo que el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todo y os recordará todas las cosas que os he dicho. Jesús anuncia que, tras su resurrección, enviará el Espíritu Santo a los Apóstoles, que les guiará haciéndoles recordar y comprender cuanto Él les había dicho. El Espíritu Santo es revelado así como otra Persona divina con relación a Jesús y al Padre. Con ello se anuncia ya el misterio de la Santísima Trinidad , que se revelará en plenitud con el cumplimiento de esta promesa. El auténtico amor ha de manifestarse

Jesús, después de hablarles, se elevó al cielo (Mc 16,15-20)

  Ascensión del Señor – B. Evangelio En aquel tiempo se apareció Jesús a los once 15 y   les dijo: —Id al mundo entero y predicad el Evangelio a toda criatura. 16 El que crea y sea bautizado se salvará; pero el que no crea se condenará. 17 A los que crean acompañarán estos milagros: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán lenguas nuevas, 18 agarrarán serpientes con las manos y, si bebieran algún veneno, no les dañará; impondrán las manos sobre los enfermos y quedarán curados. 19 El Señor, Jesús, después de hablarles, se elevó al cielo y está sentado a la derecha de Dios. 20 Y ellos, partiendo de allí, predicaron por todas partes, y el Señor cooperaba y confirmaba la palabra con los milagros que la acompañaban. El segundo evangelio finaliza con un apretado sumario sobre las apariciones del resucitado. Estos versículos tienen un estilo distinto del resto del evangelio y faltan en algunos manuscritos. Con todo, ya sea que Marcos siguió de cerca un documento, ya sea un añadido

Lo sentó a su derecha en los cielos (Ef 1,17-23)

Ascensión del Señor. 2ª lectura 17 Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os conceda el Espíritu de sabiduría y de revelación para conocerle; 18 iluminando los ojos de vuestro corazón, para que sepáis cuál es la esperanza a las que os llama, cuáles las riquezas de gloria dejadas en su herencia a los santos, 19 y cuál es la suprema grandeza de su poder en favor de nosotros, los creyentes, según la eficacia de su fuerza poderosa. 20 Él la ha puesto por obra en Cristo resucitándole de entre los muertos y sentándole a su derecha en los cielos, 21 por encima de todo principado, potestad, virtud y dominación y de todo cuanto existe, no sólo en este mundo sino también en el venidero. 22 Todo lo sometió bajo sus pies y a él lo constituyó cabeza de todas las cosas en favor de la Iglesia , 23 que es su cuerpo, la plenitud de quien llena todo en todas las cosas. Los fieles a los que dirige esta carta a los Efesios, en su mayor parte procedentes de la gentilidad,

La ascensión de Jesús a los cielos (Hch 1,1-11)

Ascensión del Señor – B. 1ª lectura 1 Escribí el primer libro, querido Teófilo, sobre todo lo que Jesús comenzó a hacer y enseñar 2 hasta el día en que, después de haber dado instrucciones por el Espíritu Santo a los apóstoles que él había elegido, fue elevado al cielo. 3 También después de su Pasión, él se presentó vivo ante ellos con muchas pruebas: se les apareció durante cuarenta días y les habló de lo referente al Reino de Dios. 4 Mientras estaba a la mesa con ellos les mandó no ausentarse de Jerusalén, sino esperar la promesa del Padre: —La que oísteis de mis labios: 5 que Juan bautizó con agua; vosotros, en cambio, seréis bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días. 6 Los que estaban reunidos allí le hicieron esta pregunta: —Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el Reino de Israel? 7 Él les contestó: —No es cosa vuestra conocer los tiempos o momentos que el Padre ha fijado con su poder, 8 sino que recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que descenderá s

Que os améis los unos a los otros (Jn 15,9-17)

6 º domingo de Pascua – B. Evangelio 9 Como el Padre me amó, así os he amado yo. Permaneced en mi amor. 10 Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. 11 Os he dicho esto para que mi alegría esté en vosotros y vuestra alegría sea completa. 12 Éste es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. 13 Nadie tiene amor más grande que el de dar uno la vida por sus amigos. 14 Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando. 15 Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; a vosotros, en cambio, os he llamado amigos, porque todo lo que oí de mi Padre os lo he hecho conocer. 16 No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca, para que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. 17 Esto os mando: que os améis los unos a los otros

Dios es amor (1 Jn 4,7-10)

6º domingo de Pascua – B. 2ª lectura 7 Queridísimos: amémonos unos a otros, porque el amor procede de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios, y conoce a Dios. 8 El que no ama no ha llegado a conocer a Dios, porque Dios es amor. 9 En esto se manifestó entre nosotros el amor de Dios: en que Dios envió a su Hijo Unigénito al mundo para que recibiéramos por él la vida. 10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados. El tema central de esta carta se resume en la expresión «Dios es amor» (v. 8). «Aunque nada más se dijera en alabanza del amor en todas las páginas de esta Epístola, aunque nada más se dijera en todas las páginas de la Sagrada Escritura , y únicamente oyéramos por boca del Espíritu Santo Dios es amor, nada más deberíamos buscar» (S. Agustín, In Epistolam Ioannis ad Parthos 7,4). «Al enviar en la plenitud de los tiempos a su Hijo único y al Espíritu de Amor,

También sobre los gentiles se derramaba el don del Espíritu Santo (Hch 10,25-26.34-35.44-48)

6º domingo de Pascua – B. 1ª lectura 25 En el momento en que entraba Pedro, salió Cornelio a su encuentro y, postrándose, le adoró. 26 Pero Pedro le incorporó diciendo: —Levántate, que también yo soy un simple hombre. 34 Pedro comenzó a hablar: —En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, 35 sino que en cualquier pueblo le es agradable todo el que le teme y obra la justicia. 44 Todavía estaba diciendo Pedro estas cosas cuando descendió el Espíritu Santo sobre todos los que escuchaban la palabra; 45 y los fieles que procedían de la circuncisión y que habían acompañado a Pedro quedaron atónitos, porque también sobre los gentiles se derramaba el don del Espíritu Santo; 46 pues les oían hablar lenguas y glorificar a Dios. Entonces habló Pedro: 47 —¿Podrá alguien negar el agua del bautismo a estos que han recibido el Espíritu Santo igual que nosotros? 48 Y mandó bautizarlos en el nombre de Jesucristo. Entonces le rogaron que se quedase algunos días. La conv