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Mostrando entradas de septiembre, 2021

Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre (Mc 10,2-16)

27º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 2 Se acercaron entonces unos fariseos que le preguntaban, para tentarle, si le es lícito al marido repudiar a su mujer. 3 Él les respondió: —¿Qué os mandó Moisés? 4 —Moisés permitió darle escrito el libelo de repudio y despedirla —dijeron ellos. 5 Pero Jesús les dijo: —Por la dureza de vuestro corazón os escribió este precepto. 6 Pero en el principio de la creación los hizo hombre y mujer. 7 Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, 8 y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. 9 Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre. 10 Una vez en la casa, sus discípulos volvieron a preguntarle sobre esto. 11 Y les dijo: —Cualquiera que repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; 12 y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio. 13 Le presentaban unos niños para que los tomara en sus brazos; pe

Experimentó la muerte en beneficio de todos (Hb 2,9-11)

27º domingo del Tiempo ordinario – B. 2ª lectura 9 A aquel que fue hecho por un momento inferior a los ángeles, a Jesús, le vemos coronado de gloria y honor a causa de la muerte padecida. De modo que, por gracia de Dios, experimentó la muerte en beneficio de todos. 10 Porque convenía que Aquel para quien y por quien son todas las cosas, habiéndose propuesto llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase mediante los sufrimientos al que iba a llevarlos a la salvación. 11 Porque quien santifica y quienes son santificados vienen todos de uno solo; por eso no se avergüenza de llamarlos hermanos. Se apli­can a Cristo las palabras del Sal 8, que canta la grandeza de Dios y la dignidad del hombre, ya que Cristo es la perfección de la humani­dad, el hombre perfecto, que con su obe­diencia y humil­dad, su pasión y muerte fue hecho inferior a los ángeles, pero mereció por ello ser coro­nado de gloria y honor (cfr Flp 2,6-11; 1 P 2,21-25). Así, por sus padeci­mientos (v. 9), Cristo es el

Y serán los dos una sola carne (Gn 2,18-24)

27º domingo del Tiempo ordinario – B. 1ª lectura 18 Entonces dijo el Señor Dios: —No es bueno que el hombre esté solo; voy a hacerle una ayuda adecuada para él. 19 El Señor Dios formó de la tierra todos los animales del campo y todas las aves del cielo, y los llevó ante el hombre para ver cómo los llamaba, de modo que cada ser vivo tuviera el nombre que él le hubiera impuesto. 20 Y el hombre puso nombre a todos los ganados, a las aves del cielo y a todas las fieras del campo; pero para él no encontró una ayuda adecuada. 21 Entonces el Señor Dios infundió un profundo sueño al hombre y éste se durmió; tomó luego una de sus costillas y cerró el hueco con carne. 22 Y el Señor Dios, de la costilla que había tomado del hombre, formó una mujer y la presentó al hombre. 23 Entonces dijo el hombre: —Ésta sí es hueso de mis huesos, y carne de mi carne. Se la llamará mujer, porque del varón fue hecha. 24 Por eso, dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y

El que no está contra nosotros, con está nosotros (Mc 9,38-43. 45. 47-48)

26º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 38 Juan le dijo: —Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y se lo hemos prohibido, porque no viene con nosotros. 39 Jesús contestó: —No se lo prohibáis, pues no hay nadie que haga un milagro en mi nombre y pueda a continuación hablar mal de mí: 40 el que no está contra nosotros, con nosotros está. 41 Y cualquiera que os dé de beber un vaso de agua en mi nombre, porque sois de Cristo, en verdad os digo que no perderá su recompensa. 42 »Y al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le ajustaran al cuello una piedra de molino, de las que mueve un asno, y fuera arrojado al mar. 43 Y si tu mano te escandaliza, córtatela. Más te vale entrar manco en la Vida que con las dos manos acabar en el infierno, en el fuego inextinguible. 45 Y si tu pie te escandaliza, córtatelo. Más te vale entrar cojo en la Vida que con los dos pies ser arrojado al infierno. 47 Y si tu ojo te esca

Ricos: vuestra riqueza está podrida (St 5,1-6)

26º domingo del Tiempo ordinario – B. 2ª lectura 1 Atended ahora los ricos: llorad a gritos por las desgracias que os van a sobrevenir. 2 Vuestra riqueza está podrida, y vuestros vestidos consumidos por la polilla; 3 vuestro oro y vuestra plata están enmohecidos, y su moho servirá de testimonio contra vosotros y devorará vuestras carnes como si fuera fuego. Habéis atesorado para los últimos días. 4 Mirad: el salario que habéis defraudado a los obreros que segaron vuestros campos, está clamando; y los gritos de los segadores han llegado a los oídos del Señor de los ejércitos. 5 Habéis vivido lujosamente en la tierra, entregados a los placeres, y habéis cebado vuestros corazones para el día de la matanza. 6 Habéis condenado y habéis dado muerte al justo, sin que él os ofreciera resistencia. Santiago, con un tono que recuerda a los profetas (cfr p. ej. Is 3,13-26; Am 6,1 ss.; Mi 2,1 ss.), reprueba a los ricos su soberbia, vanidad y avaricia, su entrega a los placeres, al tiempo que

El Espíritu se reparte en abundancia (Nm 11,25-29)

26º domingo del Tiempo ordinario – B. 1ª lectura 25 Descendió el Señor en la nube y habló con él. Tomó un poco del espíritu que había sobre Moisés y lo infundió sobre cada uno de los setenta ancianos. Y cuando el espíritu reposó sobre ellos se pusieron a profetizar. Pero no volvieron a hacerlo. 26 Dos hombres se habían quedado en el campamento, uno se llamaba Eldad y el otro Medad. El espíritu reposó sobre ellos, pues eran de los señalados aunque no habían ido a la tienda, y se pusieron a profetizar en el campamento. 27 Un muchacho corrió a referírselo a Moisés, y le dijo: —Eldad y Medad están profetizando en el campamento. 28 Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés desde su juventud, replicó: —Señor mío, Moisés, prohíbeselo. 29 Moisés le dijo: —¿Estás celoso por mí? ¡Ojalá todo el pueblo del Señor fueran profetas porque el Señor les hubiera infundido su espíritu! La fuente del espíritu es Dios mismo, y puede darlo a quien quiere, por encima de las determinaciones huma

El que reciba en mi nombre a uno de estos niños, a mí me recibe (Mc 9,30-37)

25º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 30 Salieron de allí y atravesaron Galilea. Y no quería que nadie lo supiese, 31 porque iba instruyendo a sus discípulos. Y les decía: —El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán, y después de muerto resucitará a los tres días. 32 Pero ellos no entendían sus palabras y temían preguntarle. 33 Y llegaron a Cafarnaún. Estando ya en casa, les preguntó: —¿De qué hablabais por el camino? 34 Pero ellos callaban, porque en el camino habían discutido entre sí sobre quién sería el mayor. 35 Entonces se sentó y, llamando a los doce, les dijo: —Si alguno quiere ser el primero, que se haga el último de todos y servidor de todos. 36 Y acercó a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: 37 —El que reciba en mi nombre a uno de estos niños, a mí me recibe; y quien me recibe, no me recibe a mí, sino al que me ha enviado. Desde la confesión de Pedro (8,31) hasta la llegada a Jerusalén (10

Donde hay envidia, allí hay malas obras (St 3,16—4,3)

25º domingo del Tiempo ordinario – B. 2ª lectura 16 Porque donde hay celos y rencillas, allí hay desorden y toda clase de malas obras. 17 En cambio, la sabiduría que viene de lo alto es, en primer lugar, pura, y además pacífica, indulgente, dócil, llena de misericordia y de buenos frutos, imparcial, sin hipocresía. 18 Los que promueven la paz siembran con la paz el fruto de la justicia. 4,1 ¿De dónde proceden las guerras y las peleas entre vosotros? ¿Acaso no provienen de vuestras pasiones, que luchan en vuestros miembros? 2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y tenéis envidia, y no podéis conseguir nada; lucháis y os hacéis la guerra. No tenéis porque no pedís. 3 Pedís y no obtenéis, porque pedís mal, para derrochar en vuestros placeres. Frente a la falsa sabiduría del mundo, la verdadera sabiduría (cfr 1 Co 1,18-3,3) produce frutos de mansedumbre, misericordia y paz (cfr Mt 5,5.7.9; Ga 5,22). En contraste con lo que acaba de exponer (cfr 3,17-18), Santiago se refiere a las disco

El justo nos es molesto (Sb 2,12.17-20)

25º domingo del Tiempo ordinario – B. 1ª lectura Se dijeron los impíos: 12 Preparemos trampas para el justo, pues nos es molesto: se opone a nuestros actos, nos echa en cara pecados contra la Ley , nos denuncia de faltas contra la educación que recibimos. 17 Veamos si son veraces sus palabras, pongamos a prueba cómo es su salida. 18 Si el justo es de verdad hijo de Dios, Él le amparará y le librará de manos de los adversarios. 19 Sometámosle a prueba con ultraje y tortura para cerciorarnos de su rectitud y comprobar su paciencia. 20 Condenémosle a muerte ignominiosa, pues, según sus palabras, Dios le asistirá. El impío no se limita a disfrutar de los placeres, sino que no tolera la presencia del justo, porque le es un constante reproche; por eso lo somete a la prueba del tormento y de un fin ignominioso, para ver si Dios, al que el justo llama Padre, le ayuda realmente. Si no es así, la razón estará de su parte. Las palabras de los impíos, dichas

El valor del sufrimiento (Mc 8, 27-35)

24º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 27 Salió Jesús con sus discípulos hacia las aldeas de Cesarea de Filipo. Y en el camino comenzó a preguntar a sus discípulos: —¿Quién dicen los hombres que soy yo? 28 Ellos le contestaron: —Juan el Bautista. Y hay quienes dicen que Elías, y otros que uno de los profetas. 29 Entonces él les pregunta: —Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Le responde Pedro: —Tú eres el Cristo. 30 Y les ordenó que no hablasen a nadie sobre esto. 31 Y comenzó a enseñarles que el Hijo del Hombre debía padecer mucho, ser rechazado por los ancianos, por los príncipes de los sacerdotes y por los escribas, y ser llevado a la muerte y resucitar después de tres días. 32 Hablaba de esto claramente. Pedro, tomándolo aparte, se puso a reprenderle. 33 Pero él se volvió y, mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro y le dijo: —¡Apártate de mí, Satanás!, porque no sientes las cosas de Dios, sino las de los hombres. 34 Y llamando a la muchedu

La fe y las obras (St 2,14-18)

24º domingo del Tiempo ordinario – B. 2ª lectura 14 ¿De qué sirve, hermanos míos, que uno diga tener fe, si no tiene obras? ¿Acaso la fe podrá salvarle? 15 Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento cotidiano, 16 y alguno de vosotros les dice: «Id en paz, calentaos y saciaos», pero no le dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? 17 Así también la fe, si no va acompañada de obras, está realmente muerta. 18 Pero alguno podrá decir: «Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin obras, y yo por mis obras te mostraré la fe. Se condensa aquí la idea central: la fe que no se traduce en obras está muerta (vv. 14-19) y después se aducirá el ejemplo de algunos personajes bíblicos (vv. 20-26). Cuando Santiago habla de «obras» es claro que no se refiere a las obras de la Ley de Moisés. Con una argumentación cíclica y reiterativa, se afirma que una fe sin obras no puede salvar. Esta enseñanza se encuentra en perfecta continuidad con la del Maestro :

Ofrecí mi espalda a quienes me golpeaban (Is 50,5-9a)

24º domingo del Tiempo ordinario – B. 1ª lectura 5 El Señor Dios me ha abierto el oído, yo no me he rebelado, no me he echado atrás. 6 He ofrecido mi espalda a los que me golpeaban, y mis mejillas a quienes me arrancaban la barba. No he ocultado mi rostro a las afrentas y salivazos. 7 El Señor Dios me sostiene, por eso no me siento avergonzado, por eso he endurecido mi rostro como el pedernal y sé que no quedaré avergonzado; 8 Cerca está el que me justifica, ¿quien litigará conmigo? Comparezcamos juntos. ¿Quién es mi adversario? Que se acerque a mí. 9 Mirad: el Señor Dios me sostiene, ¿quién podrá condenarme? Este pasaje constituye el núcleo central del tercer «Canto del Siervo». El poema está bien construido en tres estrofas que comienzan del mismo modo: «El Señor Dios» (vv. 4.5.7), y con una conclusión (v. 9), que también contiene la misma fórmula. La primera estrofa (v. 4) subraya la docilidad del siervo a la palabra del Señor; es decir, no es

Hace oír a los sordos y hablar a los mudos (Mc 7, 31-37)

23º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 31 De nuevo, salió de la región de Tiro y vino a través de Sidón hacia el mar de Galilea, cruzando el territorio de la Decápolis. 32 Le traen a uno que era sordo y que a duras penas podía hablar y le ruegan que le imponga la mano. 33 Y apartándolo de la muchedumbre, le metió los dedos en las orejas y le tocó con saliva la lengua; 34 y mirando al cielo, suspiró, y le dijo: —Effetha —que significa: «Ábrete». 35 Y se le abrieron los oídos, quedó suelta la atadura de su lengua y empezó a hablar correctamente. 36 Y les ordenó que no se lo dijeran a nadie. Pero cuanto más se lo mandaba, más lo proclamaban; 37 y estaban tan maravillados que decían: —Todo lo ha hecho bien, hace oír a los sordos y hablar a los mudos. El Señor realiza ahora una curación con unos gestos simbólicos que indican el poder salvador de su naturaleza humana. La liturgia de la Iglesia recogió durante un tiempo estos signos en la ceremonia del Bautismo, signi

Dios escogió a los pobres del mundo (St 2,1-5)

23º domingo del Tiempo ordinario – B. 2ª lectura 1 Hermanos míos, no intentéis conciliar la fe en nuestro Señor Jesucristo, glorioso, con la acepción de personas. 2 Supongamos que entra en vuestra asamblea un hombre con anillo de oro y vestido espléndido, y entra también un pobre mal vestido. 3 Y os fijáis en el que lleva el vestido espléndido y le decís: «Tú, siéntate aquí, en buen sitio»; y, en cambio, al pobre le decís: «Tú, quédate ahí», o «siéntate en el suelo, a mis pies». 4 ¿No estáis haciendo entonces distinciones entre vosotros y juzgando con criterios perversos? 5 Escuchad, hermanos míos queridísimos: ¿acaso no escogió Dios a los pobres según el mundo, para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino que prometió a los que le aman? Entre los cristianos a quienes se dirige la carta parecía darse un abuso: la acepción o discriminación de personas por razón de su nivel social (vv. 1-4). Se trataba de una manifiesta incongruencia entre la fe y la conducta. La Ley de Mo

La lengua del mudo gritará de júbilo (Is 35,4-7)

23º domingo del Tiempo ordinario – B. 1ª lectura 4 Decid a los pusilánimes: «¡Cobrad ánimo, no temáis! Aquí está vuestro Dios, llega la venganza, la retribución de Dios. Él vendrá y os salvará». 5 Entonces se abrirán los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos. 6 Entonces el cojo saltará como un ciervo, y la lengua del mudo gritará de júbilo, porque manarán aguas en el desierto y torrentes en la estepa; 7 el páramo se trocará en estanque, y el secarral en manantiales de aguas; en las guaridas donde se refugiaban los chacales habrá cañaverales y juncales En este pasaje se está cantando el enaltecimiento de Sión, la ciudad santa. Se presenta una visión de la Jerusalén restaurada con un lenguaje grandioso que recuerda la renovación anunciada en Is 11 y 12. Dios, que manifestó su cercanía y protección al pueblo en el éxodo, cuando Israel salió de Egipto, repetirá sus prodigios en el retorno de los redimidos a Sión. Les mostrará y al