42Vino un
hombre de Baal-Salisá y trajo al hombre de Dios pan de las primicias, veinte
panes de cebada y trigo nuevo en su alforja. Y dijo Eliseo:
—Dadlo
a la gente para que coma.
43Pero su
administrador replicó:
—¿Qué
voy a dar con esto a cien hombres?
Le
respondió:
—Dáselo
a la gente y que coman, porque así dice el Señor: «Comed, que sobrará».
44Él les
sirvió; comieron y sobró conforme a la palabra del Señor.
Baal-Salisá estaba situada
a unos 25 km. al oeste de Guilgal. Puesto que el pan de las primicias estaba
destinado a Dios (cfr Lv 23,17-18) aquel hombre se lo ofrece a Eliseo como
profeta del Señor; pero éste, dada la carestía existente, quiere compartirlo.
Es probable que esos cien hombres pertenecieran a los círculos proféticos con
los que vivía Eliseo. Eliseo da la orden de repartir el pan, a la vez que
pronuncia el oráculo que ha recibido de Dios (v. 43), y el prodigio se realiza.
También Jesucristo obrará
el milagro de multiplicar los panes, y lo hará asimismo tras la objeción de los
Apóstoles parecida a la que leemos en el v. 43 (cfr Mt 14,20; 15,37 y par.).
Pero Jesús realiza el milagro por propia iniciativa y alimenta a muchísimas
más personas.
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