32º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio
Comentario a Marcos 12,38-44
Los otros dos evangelios sinópticos recogen duros reproches de Jesús a algunos escribas y fariseos (cfr Mt 23,1-36; Lc 11,37-54, y notas). San Marcos sólo retiene estas palabras (vv. 38-40) como parte de esa enseñanza. Con ellas reprende el afán desordenado de honores humanos: «Es de advertir que no prohibe los saludos en la plaza ni ocupar los primeros asientos a quienes corresponde por su oficio; sino que previene a los fieles que deben guardarse, como de hombres malos, de los que aman indebidamente tales honores» (S. Beda, In Marci Evangelium, ad loc.).
Si la conducta de los escribas es la que se debe rechazar, la de la viuda pobre es la que se debe imitar. Frente a la ostentación de los escribas (vv. 38-40) y a la apariencia de los ricos (v. 41), Jesús opone la rectitud de intención y la generosidad de espíritu de la viuda paupérrima: «¿No has visto las lumbres de la mirada de Jesús cuando la pobre viuda deja en el templo su pequeña limosna? Dale tú lo que puedas dar: no está el mérito en lo poco o en lo mucho, sino en la voluntad con que lo des» (S. Josemaría Escrivá, Camino, n. 829).
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