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Mostrando entradas de julio, 2021

El Pan de vida (Jn 6,24-35)

18º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 24 Cuando la multitud vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún buscando a Jesús. 25 Y al encontrarle en la otra orilla del mar, le preguntaron: —Maestro, ¿cuándo has llegado aquí? 26 Jesús les respondió: —En verdad, en verdad os digo que vosotros me buscáis no por haber visto los signos, sino porque habéis comido los panes y os habéis saciado. 27 Obrad no por el alimento que se consume sino por el que perdura hasta la vida eterna, el que os dará el Hijo del Hombre, pues a éste lo confirmó Dios Padre con su sello. 28 Ellos le preguntaron: —¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios? 29 Jesús les respondió: —Ésta es la obra de Dios: que creáis en quien Él ha enviado. 30 Le dijeron: —¿Y qué signo haces tú, para que lo veamos y te creamos? ¿Qué obras realizas tú? 31 Nuestros padres comieron en el desierto el maná, como está escrito: Les dio a comer pan del ciel

Revestíos del hombre nuevo (Ef 4,17.20-24)

18º domingo del Tiempo ordinario – B. 2ª lectura 17 Por lo tanto, digo y testifico esto en el Señor: que ya no viváis como viven los gentiles, en sus vanos pensamientos. 20 No es esto, en cambio, lo que vosotros aprendisteis de Cristo 21 —si es que en efecto le habéis escuchado y habéis sido enseñados conforme a la verdad de Jesús— 22 para abandonar la antigua conducta del hombre viejo, que se corrompe conforme a su concupiscencia seductora, 23 para renovaros en el espíritu de vuestra mente 24 y revestiros del hombre nuevo, que ha sido creado conforme a Dios en justicia y santidad verdaderas. En esta última y más extensa sección de esta carta a los Efesios se exponen las exigencias morales del cristiano como miembro de la Iglesia. El cristiano ya no es «hombre viejo», que vive en la oscuridad del mal (4,17-32), sino «hombre nuevo», que ha de reflejar a Dios en su comportamiento (5,1-7). La vida nueva en Cristo es la condición que se exige a cada cristiano para contribuir al c

El maná (Ex 16,2-4.12-15)

18º domingo del Tiempo ordinario – B. 1ª lectura 2 La comunidad de los hijos de Israel murmuraba contra Moisés y contra Aarón en el desierto. 3 Los hijos de Israel les decían: —¿Quién nos hubiera dado morir a manos del Señor en el país de Egipto, cuando nos sentábamos junto a la olla de carne y comíamos pan hasta saciarnos? Porque vosotros nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta asamblea. 4 El Señor dijo a Moisés: —He aquí que voy a hacer llover para vosotros pan desde el cielo; el pueblo saldrá a recoger cada día la porción cotidiana; así les pondré a prueba y veré si se comporta según mi ley o no. 12 —He escuchado las murmuraciones de los hijos de Israel. Diles: «Al atardecer comeréis carne y por la mañana os saciaréis de pan. Así conoceréis que yo soy el Señor, vuestro Dios». 13 Aquella tarde, en efecto, subieron las codornices y cubrieron el campamento; y por la mañana, hubo una capa de rocío alrededor del campamento. 14 Al evaporarse la cap

La multiplicación de los panes (Jn 6,1-15)

17º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 1 Después de esto partió Jesús a la otra orilla del mar de Galilea, el de Tiberíades. 2 Le seguía una gran muchedumbre porque veían los signos que hacía con los enfermos. 3 Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos. 4 Pronto iba a ser la Pascua , la fiesta de los judíos. 5 Jesús, al levantar la mirada y ver que venía hacia él una gran muchedumbre, le dijo a Felipe: —¿Dónde vamos a comprar pan para que coman éstos? 6 —lo decía para probarle, pues él sabía lo que iba a hacer. 7 Felipe le respondió: —Doscientos denarios de pan no bastan ni para que cada uno coma un poco. 8 Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: 9 —Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero, ¿qué es esto para tantos? 10 Jesús dijo: —Mandad a la gente que se siente —había en aquel lugar hierba abundante. Y se sentaron un total de unos cinco mil hombres. 11 Jesús tomó los panes y, desp

Unidad de la Iglesia (Ef 4,1-6)

17º domingo del Tiempo ordinario – B. 2ª lectura 1 Así pues, os ruego yo, el prisionero por el Señor, que viváis una vida digna de la vocación a la que habéis sido llamados, 2 con toda humildad y mansedumbre, con longanimidad, sobrellevándoos unos a otros con caridad, 3 continuamente dispuestos a conservar la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. 4 Un solo Cuerpo y un solo Espíritu, como habéis sido llamados a una sola esperanza: la de vuestra vocación. 5 Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, 6 un solo Dios y Padre de todos: el que está sobre todos, por todos y en todos. La unidad del Cuerpo de Cristo aparece como la exigencia primordial de cuanto se ha expuesto en la primera parte de la carta, y requiere humildad y tesón por parte de los cristianos. La unidad de la Iglesia —un sólo Cuerpo y un sólo Espíritu (v. 4)— se fundamenta en que hay un solo Dios, un solo Señor, una sola fe, un solo Bautismo (vv. 5-6). «El Espíritu Santo, que habita en los creyentes y lle

Comed, que sobrará (2 R 4,42-44)

17º domingo del Tiempo ordinario – B. 1ª lectura 42 Vino un hombre de Baal-Salisá y trajo al hombre de Dios pan de las primicias, veinte panes de cebada y trigo nuevo en su alforja. Y dijo Eliseo: —Dadlo a la gente para que coma. 43 Pero su administrador replicó: —¿Qué voy a dar con esto a cien hombres? Le respondió: —Dáselo a la gente y que coman, porque así dice el Señor: «Comed, que sobrará». 44 Él les sirvió; comieron y sobró conforme a la palabra del Señor. Baal-Salisá estaba situada a unos 25 km. al oeste de Guilgal. Puesto que el pan de las primicias estaba destinado a Dios (cfr Lv 23,17-18) aquel hombre se lo ofrece a Eliseo como profeta del Señor; pero éste, dada la carestía existente, quiere compartirlo. Es probable que esos cien hombres pertenecieran a los círculos proféticos con los que vivía Eliseo. Eliseo da la orden de repartir el pan, a la vez que pronuncia el oráculo que ha recibido de Dios (v. 43), y el prodigio se realiza. También Jesucristo obr

Descansad un poco (Mc 6,30-34)

16º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 30 Reunidos los apóstoles con Jesús, le explicaron todo lo que habían hecho y enseñado. 31 Y les dice: —Venid vosotros solos a un lugar apartado, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, y ni siquiera tenían tiempo para comer. 32 Y se marcharon en la barca a un lugar apartado ellos solos. 33 Pero los vieron marchar, y muchos los reconocieron. Y desde todas las ciudades, salieron deprisa hacia allí por tierra y llegaron antes que ellos. 34 Al desembarcar vio una gran multitud y se llenó de compasión por ella, porque estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas. Fácilmente, se percibe aquí la intensidad del ministerio público de Jesús. Era tal su dedicación que, por segunda vez (cfr 3,20), el evangelio hace notar que no tenía tiempo ni de comer. Los Apóstoles participan también de esta entrega a los demás: tras las agotadoras jornadas de la misión apostólica, Jesús qui

Cristo es nuestra paz (Ef 2,13-18)

16º domingo del Tiempo ordinario – B. 2ª lectura 13 Ahora, sin embargo, por Cristo Jesús, vosotros, que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido acercados por la sangre de Cristo. 14 En efecto, él es nuestra paz: el que hizo de los dos pueblos uno solo y derribó el muro de la separación, la enemistad, 15 anulando en su carne la ley decretada en los mandamientos. De ese modo creó en sí mismo de los dos un hombre nuevo, estableciendo la paz 16 y reconciliando a ambos con Dios en un solo cuerpo, por medio de la cruz, dando muerte en sí mismo a la enemistad. 17 Y en su venida os anunció la paz a vosotros, que estabais lejos, y también la paz a los de cerca, 18 pues por él unos y otros tenemos acceso al Padre en un mismo Espíritu. El mensaje del Apóstol sigue dirigiéndose a los cristianos procedentes de la gentilidad para que, al contemplar el misterio de Cristo, no se jacten de autosuficiencia. La obra redentora de Cristo en la cruz ha producido el acercamiento y la paz entre judío

Os daré pastores (Jr 23,1-6)

16º domingo del Tiempo ordinario – B. 1ª lectura 1 ¡Ay de los pastores que pierden y dispersan las ovejas de mi majada! —oráculo del Señor—. 2 Por eso, así dice el Señor, Dios de Israel, acerca de los pastores que apacientan a mi pueblo: «Vosotros habéis dispersado mis ovejas, las habéis ahuyentado, no habéis cuidado de ellas. Mirad que Yo mismo me ocuparé de castigar la maldad de vuestras obras —oráculo del Señor—. 3 Congregaré los restos de mis ovejas de todas las tierras adonde las expulsé, y las haré volver a sus pastos para que crezcan y se multipliquen. 4 Pondré sobre ellas pastores que las apacienten, para que no teman más, ni se espanten, ni falte ninguna —oráculo del Señor—. 5 Mirad que vienen días —oráculo del Señor—, en que suscitaré a David un brote justo, que rija como rey y sea prudente, y ejerza el derecho y la justicia en la tierra. 6 En sus días Judá será salvada, e Israel habitará en seguridad, y éste será el nombre con que le llamen: “El Señ

La misión apostólica (Mc 6,7-13)

15º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 7 Y llamó a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles potestad sobre los espíritus impuros. 8 Y les mandó que no llevasen nada para el camino, ni pan, ni alforja, ni dinero en la bolsa, sino solamente un bastón; 9 y que fueran calzados con sandalias y que no llevaran dos túnicas. 10 Y les decía: —Si entráis en una casa, quedaos allí hasta que salgáis de aquel lugar. 11 Y si en algún sitio no os acogen ni os escuchan, al salir de allí sacudíos el polvo de los pies en testimonio contra ellos. 12 Se marcharon y predicaron que se convirtieran. 13 Y expulsaban muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban. Tras estar un tiempo con Jesús, los Doce son enviados a evangelizar. Esta misión debe entenderse a la luz del envío a todas las gentes (Mc 16,15-18), de la que es como un anticipo, y teniendo presente la predicación de Cristo (Mc 1,14-15), de la que es un eco. Hay varias notas que son comunes a

Nos eligió para que fuésemos santos (Ef 1,3-14)

15º domingo del Tiempo ordinario – B. 2ª lectura 3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda bendición espiritual en los cielos, 4 ya que en él nos eligió antes de la creación del mundo para que fuéramos santos y sin mancha en su presencia, por el amor; 5 nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por Jesucristo conforme al beneplácito de su voluntad, 6 para alabanza y gloria de su gracia, con la cual nos hizo gratos en el Amado, 7 en quien, mediante su sangre, tenemos la redención, el perdón de los pecados, según las riquezas de su gracia, 8 que derramó sobre nosotros sobreabundantemente con toda sabiduría y prudencia. 9 Nos dio a conocer el misterio de su voluntad, según el benévolo designio que se había propuesto realizar mediante él 10 y llevarlo a cabo en la plenitud de los tiempos: recapitular en Cristo todas las cosas, las de los cielos y las de la tierra. En él, 11 por quien

No soy profeta ni hijo de profeta (Am 7,12-15)

15º domingo del Tiempo ordinario – B. 1ª lectura 12 Amasías le dijo a Amós: —Márchate, vidente. Huye a la tierra de Judá. Come allí tu pan y profetiza allí. 13 Pero no sigas profetizando en Betel, porque es santuario real y templo del reino. 14 Amós respondió a Amasías: —Yo no soy profeta, ni hijo de profeta; sino ganadero y cultivador de sicomoros. 15 El Señor me tomó de detrás del rebaño; el Señor me mandó: «Vete, profetiza a mi pueblo Israel». El sacerdote Amasías, secuaz del rey Jeroboam, ve en Amós un profeta peligroso para el orden establecido en el reino del Norte: no le interesa entender el mensaje de Amós, que es una denuncia de las injusticias y falsedades en las que Amasías está implicado. Amasías denomina a Amós «vidente», uno de los términos hebreos con que se llama a los profetas. Pero Amós no se considera a sí mismo un profeta al uso, un «hijo de profeta» (v. 14), esto es, perteneciente a un grupo o cofradía de profetas de los muchos que hubo