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Mostrando entradas de marzo, 2022

La mujer adúltera (Jn 8,1-11)

5º domingo de Cuaresma –C. Evangelio 1 Jesús marchó al Monte de los Olivos. 2 Muy de mañana volvió de nuevo al Templo, y todo el pueblo acudía a él; se sentó y se puso a enseñarles. 3 Los escribas y fariseos trajeron a una mujer sorprendida en adulterio y la pusieron en medio. 4 —Maestro —le dijeron—, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. 5 Moisés en la Ley nos mandó lapidar a mujeres así; ¿tú qué dices? 6 —se lo decían tentándole, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, se agachó y se puso a escribir con el dedo en la tierra. 7 Como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: —El que de vosotros esté sin pecado que tire la piedra el primero. 8 Y agachándose otra vez, siguió escribiendo en la tierra. 9 Al oírle, empezaron a marcharse uno tras otro, comenzando por los más viejos, y quedó Jesús solo, y la mujer, de pie, en medio. 10 Jesús se incorporó y le dijo: —Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado? 11 —Ninguno, Señor —respon

La lucha ascética, deporte sobrenatural (Flp 3,8-14)

5º domingo de Cuaresma – C. 2ª lectura 8 Considero que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él perdí todas las cosas, y las considero como basura con tal de ganar a Cristo 9 y vivir en él, no por mi justicia, la que procede de la Ley , sino por la que viene de la fe en Cristo, justicia que procede de Dios, por la fe. 10 Y, de este modo, lograr conocerle a él y la fuerza de su resurrección, y participar así de sus padecimientos, asemejándome a él en su muerte, 11 con la esperanza de alcanzar la resurrección de entre los muertos. 12 No es que ya lo haya conseguido, o que ya sea perfecto, sino que continúo esforzándome por ver si lo alcanzo, puesto que yo mismo he sido alcanzado por Cristo Jesús. 13 Hermanos, yo no pienso haberlo conseguido aún; pero, olvidando lo que queda atrás, una cosa intento: lanzarme hacia lo que tengo por delante, 14 correr hacia la meta, para alcanzar el premio al que Dios nos llama desde lo alto por Cristo J

No pensaréis en las cosas antiguas (Is 43,16-21)

5º domingo de Cuaresma – C. 1ª lectura 16 Así dice el Señor, que abrió camino en el mar y sendero en las aguas impetuosas, 17 que hizo salir a carros y caballos, ejércitos y héroes: todos cayeron a una, no se levantarán; se extinguieron, se apagaron como un pabilo. 18 «No recordaréis las cosas pasadas, ni pensaréis en las cosas antiguas. 19 Mirad que voy a hacer cosas nuevas; ya despuntan, ¿no os dais cuenta? Voy a abrir camino en el desierto, y ríos en la estepa. 20 Me glorificarán las bestias del campo, los chacales y los avestruces, porque he puesto agua en el desierto y ríos en la estepa para dar de beber a mi pueblo elegido. 21 El pueblo que formé para mí proclamará mi alabanza. Este oráculo forma parte del núcleo doctrinal del «Libro de la Consolación » (40,1-48,22), en donde el éxodo de Egipto es el prototipo de todas las liberaciones realizadas por el Señor. De modo más inmediato apunta a la vuelta de los desterrados de Babilo

El hijo pródigo (Lc 15,1-3.11-32)

4º domingo de Cuaresma –C. Evangelio 1 Se le acercaban todos los publicanos y pecadores para oírle. 2 Pero los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: —Éste recibe a los pecadores y come con ellos. 3 Entonces les propuso esta parábola: 11 —Un hombre tenía dos hijos. 12 El más joven de ellos le dijo a su padre: «Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde». Y les repartió los bienes. 13 No muchos días después, el hijo más joven lo recogió todo, se fue a un país lejano y malgastó allí su fortuna viviendo lujuriosamente. 14 Después de gastarlo todo, hubo una gran hambre en aquella región y él empezó a pasar necesidad. 15 Fue y se puso a servir a un hombre de aquella región, el cual lo mandó a sus tierras a guardar cerdos; 16 le entraban ganas de saciarse con las algarrobas que comían los cerdos, y nadie se las daba. 17 Recapacitando, se dijo: «¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan abundante mientras yo aquí me muero de hambre! 18 Me levantaré e iré a mi pa

Reconciliaos con Dios (2 Co 5,17-21)

4º domingo de Cuaresma – C. 2ª lectura 17 Por tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva criatura: lo viejo pasó, ya ha llegado lo nuevo. 18 Y todo proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por medio de Cristo y nos confirió el ministerio de la reconciliación. 19 Porque en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo, sin imputarle sus delitos, y puso en nosotros la palabra de reconciliación. 20 Somos, pues, embajadores en nombre de Cristo, como si Dios os exhortase por medio de nosotros. En nombre de Cristo os rogamos: reconciliaos con Dios. 21 A él, que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros, para que llegásemos a ser en él justicia de Dios. El Apóstol acaba de  dar razón de su comportamiento, insistiendo en que es honesto y claro (vv. 11-13). El motor de su modo de actuar es «el amor de Cristo» (v. 14), que en este contexto puede entenderse tanto del amor de Cristo a los hombres como de éstos a Cristo. Al exponer este amor, hace un apretado resumen del

El maná desapareció a partir de ese día (Jos 5,9a.10-12)

4º domingo de Cuaresma – C. 1ª lectura 9 El Señor dijo a Josué: —Hoy os he quitado de encima el oprobio de Egipto. 10 Los israelitas estaban acampados en Guilgal y celebraron la Pascua la tarde del día catorce de ese mes en las estepas de Jericó. 11 Y desde el mismo día siguiente a la Pascua comieron de los productos de la tierra: panes ácimos y grano tostado. 12 El maná desapareció a partir de ese día en que comieron los productos de la tierra. El maná se terminó para los israelitas, pero aquel año comieron de lo que produjo la tierra de Canaán. Una vez que han sido circuncidados los varones para poder celebrar la Pascua (vv. 1-9), tiene lugar la primera celebración de esta fiesta en la tierra prometida. Los israelitas pudieron emplear los cereales producidos en esa región para la elaboración de los panes ácimos y, desde ese momento en que ya eran capaces de alimentarse con la producción agrícola de la tierra, el maná, con el que Dios los había sostenido desde que comen

Dar fruto (Lc 13,1-9)

3º domingo de Cuaresma –C. Evangelio 1 Estaban presentes en aquel momento unos que le contaban lo de los galileos, cuya sangre mezcló Pilato con la de sus sacrificios. 2 Y en respuesta les dijo: —¿Pensáis que estos galileos eran más pecadores que todos los galileos, porque padecieron tales cosas? 3 No, os lo aseguro; pero si no os convertís, todos pereceréis igualmente. 4 O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre de Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que vivían en Jerusalén? 5 No, os lo aseguro; pero si no os convertís, todos pereceréis igualmente. 6 Les decía esta parábola: —Un hombre tenía una higuera plantada en su viña y fue a buscar en ella fruto y no lo encontró. 7 Entonces le dijo al viñador: «Mira, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera sin encontrarlo; córtala, ¿para qué va a ocupar terreno en balde?» 8 Pero él le respondió: «Señor, déjala también este año hasta que cave a su alrededor y eche estiércol, 9

Lecciones de la historia sagrada (1 Co 10,1-6.10-12)

3º domingo de Cuaresma – C. 2ª lectura 1 No quiero que ignoréis, hermanos, que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube, y todos atravesaron el mar, 2 y para unirse a Moisés todos fueron bautizados en la nube y en el mar, 3 y todos comieron el mismo alimento espiritual, 4 y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. 5 Pero la mayoría de ellos no agradó a Dios, puesto que cayeron muertos en el desierto. 6 Estas cosas sucedieron como en figura para nosotros, para que no codiciemos lo malo como lo codiciaron ellos, 10 ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron a manos del exterminador. 11 Todas estas cosas les sucedían como en figura; y fueron escritas para escarmiento nuestro, para quienes ha llegado la plenitud de los tiempos. 12 Así pues, el que piense estar en pie, que tenga cuidado de no caer. El éxodo de los israelitas desde Egipto a la tierra prometida es fundamental en la his

La zarza ardiendo (Ex 3,1-8a.13-15)

3º domingo de Cuaresma – C. 1ª lectura 1 Moisés apacentaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián; solía conducirlo al interior del desierto, llegando hasta el Horeb, el monte de Dios. 2 El ángel del Señor se le manifestó en forma de llama de fuego en medio de una zarza. Moisés miró: la zarza ardía pero no se consumía. 3 Y se dijo Moisés: «Voy a acercarme y comprobar esta visión prodigiosa: por qué no se consume la zarza». 4 Vio el Señor que Moisés se acercaba a mirar y lo llamó de entre la zarza: —¡Moisés, Moisés! Y respondió él: —Heme aquí. 5 Y dijo Dios: —No te acerques aquí; quítate las sandalias de los pies, porque el lugar que pisas es tierra sagrada. 6 Y añadió: —Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Moisés se cubrió el rostro por temor a contemplar a Dios. 7 Luego dijo el Señor: —He observado la opresión de mi pueblo en Egipto, he escuchado su clamor por la dureza de sus opresores, y he comprendido

La Transfiguración de Jesús (Lc 9,28b-36)

2º domingo de Cuaresma –C. Evangelio 28 Unos ocho días después de estas palabras, se llevó con él a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a un monte para orar. 29 Mientras él oraba, cambió el aspecto de su rostro, y su vestido se volvió blanco y muy brillante. 30 En esto, dos hombres comenzaron a hablar con él: eran Moisés y Elías 31 que, aparecidos en forma gloriosa, hablaban de la salida de Jesús que iba a cumplirse en Jerusalén. 32 Pedro y los que estaban con él se encontraban rendidos por el sueño. Y al despertar, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban a su lado. 33 Cuando éstos se apartaron de él, le dijo Pedro a Jesús: —Maestro, qué bien estamos aquí; hagamos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías —pero no sabía lo que decía. 34 Mientras así hablaba, se formó una nube y los cubrió con su sombra. Al entrar ellos en la nube, se atemorizaron. 35 Y se oyó una voz desde la nube que decía: —Éste es mi Hijo, el elegido: escuchadle. 36 Cuando s

Transformará nuestro cuerpo en cuerpo glorioso (Flp 3,17—4,1)

2º domingo de Cuaresma – C. 2ª lectura 17 Hermanos, sed imitadores míos y fijaos en los que caminan según el modelo que tenéis en nosotros. 18 Porque muchos —esos de quienes con frecuencia os hablaba y os hablo ahora llorando— se comportan como enemigos de la cruz de Cristo: 19 su fin es la perdición, su dios el vientre, y su gloria la propia vergüenza, porque ponen el corazón en las cosas terrenas. 20 Pero nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo, 21 el cual transformará nuestro cuerpo vil en un cuerpo glorioso como el suyo, en virtud del poder que tiene para someter a su dominio todas las cosas. 4,1 Por tanto, hermanos míos muy queridos y añorados, mi gozo y mi corona, ¡permaneced así, queridísimos míos, firmes en el Señor! La imitación de los santos —y no la de los enemigos de la cruz del Señor— es camino seguro para ser eficaces en el servicio a Dios y a los demás. Como ciudadanos del Cielo los cristianos debemos viv

La Alianza con Abrahán (Gn 15,5-12.17-18)

2º domingo de Cuaresma – C. 1ª lectura 5 Entonces le llevó afuera y le dijo: —Mira al cielo y cuenta, si puedes, las estrellas. Y añadió: —Así será tu descendencia. 6 Abrán creyó en el Señor, quien se lo contó como justicia. 7 Después le dijo: —Yo soy el Señor que te saqué de Ur de los Caldeos para darte esta tierra en posesión. 8 Abrán contestó: —¡Mi Señor Dios! ¿Cómo conoceré que voy a poseerla? 9 Le respondió: —Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón. 10 Abrán los trajo, los partió por medio y puso cada mitad enfrente de la otra; pero no partió las aves. 11 Los buitres bajaban a los cadáveres y Abrán los ahuyentaba. 12 Cuando estaba poniéndose el sol, un profundo sueño cayó sobre Abrán, y le invadió un terror enorme y tenebroso. 17 Se puso el sol y sobrevino la oscuridad; y apareció una hoguera humeante, y una llama de fuego que pasó entre aquellas mitades. 18 Aquel día el Señor establ

Las tentaciones de Jesús (Lc 4,1-13)

1º domingo de Cuaresma –C. Evangelio 1 Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó del Jordán y fue conducido por el Espíritu al desierto, 2 donde estuvo cuarenta días y fue tentado por el diablo. No comió nada en estos días, y al final sintió hambre. 3 Entonces le dijo el diablo: —Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan. 4 Y Jesús le respondió: —Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre. 5 Después el diablo lo llevó a un lugar elevado y le mostró todos los reinos de la superficie de la tierra en un instante 6 y le dijo: —Te daré todo este poder y su gloria, porque me han sido entregados y los doy a quien quiero. 7 Por tanto, si me adoras, todo será tuyo. 8 Y Jesús le respondió: —Escrito está: Adorarás al Señor tu Dios y solamente a Él darás culto. 9 Entonces lo llevó a Jerusalén, lo puso sobre el pináculo del Templo 10 y le dijo: —Si eres Hijo de Dios, arrójate de aquí abajo, porque escrito está: Dará órdenes a sus ángeles sobr

La fe en el corazón (Rm 10,8-13)

1º domingo de Cuaresma – C. 2ª lectura 8 ¿Qué dice la Escritura ? «Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón». Se refiere a la palabra de la fe que predicamos. 9 Porque si confiesas con tu boca: «Jesús es Señor», y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, te salvarás. 10 Porque con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca se confiesa la fe para la salvación. 11 Ya que la Escritura dice: «Todo el que cree en él no quedará confundido». 12 Pues no hay distinción entre judío y griego; porque uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que le invocan. 13 « Porque todo el que invoque el nombre del Señor se salvará». Este texto muestra que es necesario aceptar internamente la divinidad de Jesucristo, y profesarla verbalmente. Se señala así la necesidad de la confesión o «profesión de la fe», como es práctica general de la Iglesia desde los comienzos hasta hoy. El título de «Señor» (hebreo Adonai ), nombre co

El “credo histórico” de Israel (Dt 26,4-10)

1º domingo de Cuaresma – C. 1ª lectura 4 El sacerdote tomará la cesta de tu mano y la colocará ante el altar del Señor, tu Dios. 5 Tú continuarás diciendo ante el Señor, tu Dios: — Mi padre era un arameo errante, que bajó a Egipto, donde moró con unos pocos hombres; pero llegó a ser allí una nación grande, fuerte y numerosa. 6 Luego los egipcios nos maltrataron, nos humillaron y nos impusieron una servidumbre durísima. 7 Entonces clamamos al Señor, Dios de nuestros padres. El Señor oyó nuestro clamor y se fijó en nuestra miseria, nuestra fatiga y nuestra opresión. 8 Y el Señor nos sacó de Egipto con mano poderosa y brazo extendido, en medio de gran terror, señales y prodigios. 9 Y nos condujo a este lugar y nos ha dado esta tierra, una tierra que mana leche y miel. 10 Así que ahora he traído las primicias de los frutos del suelo que me ha dado el Señor. Y dejándolas ante el Señor, tu Dios, te prosternarás en su presencia. El Código Deuteronómico, que se había iniciado con la