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Mostrando entradas de febrero, 2023

Dios nos llama e ilumina (2 Tm 1,8b-10)

2º domingo de Cuaresma – A. 2ª lectura Comparte conmigo los sufrimientos por el Evangelio con fortaleza de Dios, 9 que nos ha salvado y nos ha llamado con una vocación santa, no en razón de nuestras obras, sino por su designio y por la gracia que nos fue concedida por medio de Cristo Jesús desde la eternidad. 10 Esta gracia ha sido mostrada ahora mediante la manifestación de Jesucristo nuestro Salvador, que ha destruido la muerte y ha revelado la vida y la inmortalidad por medio del Evangelio La necesidad de afrontar con fortaleza las contrariedades que lleva consigo el evangelio tiene un fundamento teológico: la vocación divina de los cristianos y la manifestación de Dios Salvador. San Pablo, como en otros lugares de estas cartas (cfr 1 Tim 3,15 ss.; Tit 3,5-7), hace un condensado canto a la salvación, con expresiones probablemente basadas en algún himno litúrgico o confesión de fe. La salvación que Dios realiza se contempla en este pasaje, en cuanto aplicada a los cristianos

Vocación de Abrahán (Gn 12,1-4a)

2º domingo de Cuaresma – A. 1ª lectura 1 El Señor dijo a Abrán:           —Vete de tu tierra y de tu patria y de casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré; 2 de ti haré un gran pueblo, te bendeciré, y engrandeceré tu nombre que servirá de bendición. 3 Bendeciré a quienes te bendigan, y maldeciré a quienes te maldigan; en ti serán bendecidos todos los pueblos de la tierra. 4 Abrán se marchó tal como le había mandado el Señor, y con él fue Lot. La llamada de Dios a Abrahán (nombre que Dios le dará en lugar de Abrán; cfr 17,5) significa el comienzo de una nueva etapa en la relación de Dios con la humanidad, pues la alianza con Abrahán redundará en bendición para todos los pueblos. Conlleva la exigencia de romper con los vínculos terrenos, familiares y locales, apoyándose exclusivamente en la promesa de Dios: una tierra desconocida, una descendencia numerosa —siendo su esposa estéril (cfr 11,30)—, y la protección constante de parte de Dios. Esa llamad

Las tentaciones de Jesús (Mt 4,1-11)

1º domingo de Cuaresma – A. Evangelio 1 Entonces fue conducido Jesús al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. 2 Después de haber ayunado cuarenta días con cuarenta noches, sintió hambre. 3 Y acercándose el tentador le dijo: —Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes. 4 Él respondió: —Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios. 5 Luego, el diablo lo llevó a la Ciudad Santa y lo puso sobre el pináculo del Templo. 6 Y le dijo: —Si eres Hijo de Dios, arrójate abajo. Pues escrito está: Dará órdenes a sus ángeles sobre ti, para que te lleven en sus manos, no sea que tropiece tu pie contra alguna piedra. 7 Y le respondió Jesús: —Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. 8 De nuevo lo llevó el diablo a un monte muy alto y le mostró todos los reinos del mundo y su gloria, 9 y le dijo: —Todas estas cosas te daré si postrándote me adoras. 10 Entonces le respo

El pecado original (Rm 5,12-19)

1º domingo de Cuaresma – A. 2ª lectura 12 Por tanto, así como por medio de un solo hombre entró el pecado en el mundo, y a través del pecado la muerte, y de esta forma la muerte llegó a todos los hombres, porque todos pecaron... 13 Pues, hasta la Ley , había pecado en el mundo, pero no se puede acusar de pecado cuando no existe ley; 14 con todo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso sobre aquellos que no cometieron una transgresión semejante a la de Adán, que es figura del que había de venir. 15 Pero el don no es como la caída; porque si por la caída de uno solo murieron todos, cuánto más la gracia de Dios y el don que se da en la gracia de un solo hombre, Jesucristo, sobreabundó para todos. 16 Y no ocurre lo mismo con el don que con el pecado de uno solo; pues la sentencia a partir de una sola caída acaba en condenación, mientras que la gracia a partir de muchos pecados acaba en justificación. 17 Pues si por la caída de uno solo la muerte reinó por medio de uno solo,

Creación y pecado (Gn 2,7-9; 3,1-7)

1º domingo de Cuaresma – A. 1ª lectura 7 El Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra, insufló en sus narices aliento de vida, y el hombre se convirtió en un ser vivo. 8 El Señor Dios plantó un jardín en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había formado. 9 El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles agradables a la vista y buenos para comer; y además, en medio del jardín, el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal.   1 La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que había hecho el Señor Dios, y dijo a la mujer: —¿De modo que os ha mandado Dios que no comáis de ningún árbol del jardín? 2 La mujer respondió a la serpiente: —Podemos comer del fruto de los árboles del jardín; 3 pero Dios nos ha mandado: «No comáis ni toquéis el fruto del árbol que está en medio del jardín, pues moriríais». 4 La serpiente dijo a la mujer: —No moriréis en modo alguno; 5 es que Dios sabe que el día que comáis de él se os ab

Amad a vuestros enemigos (Mt 5,38-48)

7º domingo del Tiempo ordinario – A . Evangelio 38 Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. 39 Pero yo os digo: no repliquéis al malvado; por el contrario, si alguien te golpea en la mejilla derecha, preséntale también la otra. 40 Al que quiera entrar en pleito contigo para quitarte la túnica, déjale también el manto. 41 A quien te fuerce a andar una milla, vete con él dos. 42 A quien te pida, dale; y no rehúyas al que quiera de ti algo prestado. 43 Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. 44 Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persigan, 45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre buenos y malos, y hace llover sobre justos y pecadores. 46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tenéis? ¿No hacen eso también los publicanos? 47 Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen eso también los paganos? 48 Por eso

Sois templo de Dios (1 Co 3,16-23)

7º domingo del Tiempo ordinario – A . 2ª lectura 16 ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? 17 Si alguno destruye el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, que sois vosotros, es santo. 18 Nadie se engañe: si alguno de vosotros se tiene por sabio según el mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio. 19 Pues la sabiduría de este mundo es necedad delante de Dios. Porque está escrito: Él atrapa a los sabios en su astucia . 20 Y en otro lugar: El Señor conoce los pensamientos de los sabios, y sabe que son vanos . 21 Por tanto, que nadie se gloríe en los hombres; porque todas las cosas son vuestras: 22 ya sea Pablo o Apolo o Cefas; ya sea el mundo, la vida o la muerte; ya sea lo presente o lo futuro; todas las cosas son vuestras, 23 vosotros sois de Cristo, y Cristo de Dios. La imagen del templo de Dios (vv. 16-17), utilizada con frecuencia por San Pablo (cfr 6,19-20; 2 Co 6,16), manifiesta la inhabit

Corregir por amor (Lv 19,1-2.17-18)

7º domingo del Tiempo ordinario – A . 1ª lectura 1 Habló el Señor a Moisés y dijo:        2 —Habla a toda la comunidad de los hijos de Israel y diles: Sed santos, porque Yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo. 17 No guardarás en tu corazón rencor contra tu hermano, sino que corregirás a tu prójimo para no hacerte culpable por su causa.  18 No te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo, el Señor. La santidad que se pide a los israelitas va más allá de lo meramente ritual. Como en Lv 20,26, se exhorta a dicha santidad por la razón suprema de que el Señor es Santo. Los vv. 2 («sed santos porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo»; cfr también 20,26) y 18 («Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo, el Señor»; cfr también 19,33-34) condensan toda la ética del libro del Levítico y aun de toda la Ley de Dios. Así lo explicará después Jesucristo, según lo reporta Mt 22,34-40 (textos paralelos en Mc 12,28-31 y Lc 10

Jesús, plenitud de la Ley (Mt 5,17-37)

6º domingo del Tiempo ordinario – A . Evangelio 17 No penséis que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolirlos sino a darles su plenitud. 18 En verdad os digo que mientras no pasen el cielo y la tierra, de la Ley no pasará ni la más pequeña letra o trazo hasta que todo se cumpla. 19 Así, el que quebrante uno solo de estos mandamientos, incluso de los más pequeños, y enseñe a los hombres a hacer lo mismo, será el más pequeño en el Reino de los Cielos. Por el contrario, el que los cumpla y enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos. 20 Os digo, pues, que si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos. 21 Habéis oído que se dijo a los antiguos: No matarás, y el que mate será reo de juicio. 22 Pero yo os digo: todo el que se llene de ira contra su hermano será reo de juicio; y el que insulte a su hermano será reo ante el Sanedrín; y el que le maldiga será reo del fuego del infierno. 23 Por lo tan

La sabiduría de Dios (1 Co 2,6-10)

6º domingo del Tiempo ordinario – A . 2ª lectura 6 Ahora bien, enseñamos sabiduría entre los perfectos, pero una sabiduría no de este mundo ni de los gobernantes de este mundo que son pasajeros; 7 sino que enseñamos la sabiduría de Dios, misteriosa, escondida, que Dios predestinó, antes de los siglos, para nuestra gloria. 8 Sabiduría que ninguno de los gobernantes de este mundo ha conocido, porque, de haberla conocido, nunca habrían crucificado al Señor de la gloria; 9 sino que, según está escrito: Ni ojo vio, ni oído oyó, ni pasó por el corazón del hombre, las cosas que preparó Dios para los que le aman. 10 A nosotros, en cambio, Dios nos lo reveló por medio del Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña, incluso las profundidades de Dios.  La sabiduría divina, de la que los hombres estamos llamados a participar, coincide con el designio divino de salvación revelado por el mismo Dios, transmitido por el Espíritu Santo. La sabiduría que Pablo proclama no es contraria a la ra

Si guardas los mandamientos, ellos te guardarán (Si 15,16-21)

6º domingo del Tiempo ordinario – A . 1ª lectura 16 Si quieres cumplir los mandatos, ellos te protegerán; si tienes fe en Él, también vivirás. 17 Él ha puesto ante ti fuego y agua; adonde quieras extenderás tu mano. 18 Ante los hombres están la vida y la muerte, el bien y el mal; a cada uno se le dará lo que le plazca. 19 Grande es la sabiduría del Señor; es el más fuerte en poder y lo ve todo. 20 Sus ojos miran a aquellos que le temen, y conoce cualquier acción humana. 21 Él no ha mandado a nadie que sea impío, y a nadie ha dado licencia para pecar. El maestro de Israel se detiene ahora en unas sentencias en torno a la libertad y la responsabilidad de los hombres. Dios dio al hombre la libertad (Si 14,14) y también los mandamientos para facilitarle el acertar en sus decisiones (v. 15). La Ley de Dios no coarta la libertad humana, pues no limita su capacidad de elección, sino que enseña a utilizar con provecho el libre albedrío. Los mandamientos del Señor